Buscando la montaña

Heme aquí, en la búsqueda de mi montaña.

Todos tenemos etapas en la vida en las que nada parece encajar, pero los que creemos en Dios (independientemente de la religión), sabemos que con el tiempo todo suele tener su significado y que aunque en el presente no lo entendamos, todo lo que sucede tiene su razón de ser. Nos aferramos a eso tal vez como esperanza, pero la verdad verdadera es que así es, o al menos eso creo yo.

Es así como perdida en un camino lleno de presiones de la sociedad, de miedos, de desamores, de tristezas y alegrías entre otras tantas cosas, decidí mandar todo a donde todos alguna vez hemos mandado a alguien o algo, y salir a encontrarme conmigo misma otra vez. Me fui a la mejor cita que he tenido en la vida, la cita con el destino, con lo inesperado y con una hermosa mujer que cada vez que la veo en el espejo me enamora más.

La vida se trata de estar en paz. Nos pasamos la vida amando, amando el trabajo, amando la familia, amando los amigos, amando los bienes, pero que tanto nos amamos nosotros mismos?. Es acá donde viene lo difícil, porque si es usted de los que le dice a su pareja "eres mi vida" o de los que piensa "sin mi trabajo no puedo vivir", déjeme decirle que está en graves problemas y que ha perdido el rumbo. Desde que nacemos nos enseñan a hablar, a escribir, a comer, a leer y otras miles de cosas, pero como dice la creadora de www.escuelaparaaprenderavivir.com, no nos enseñan a vivir. Y por eso perdemos el valioso tesoro del tiempo de vida, de esta vida material que nos fue prestada, tratando de no morir en el intento.

El problema es que no se trata de sobrevivir, se trata de vivir, y aunque mucho leemos de vivir cada día como si fuera el último, de amar sin esperar y bla bla bla, muy poco aplicamos. Y sí, yo también era una de esas, hasta que decidí seguir siendo el bicho raro y volver a ser yo misma, esa a la que poco o nada le importa la opinión de los demás, porque en esta búsqueda de mis sueños, de mis metas, de mi YO y porque no, de mi media naranja (mandarina, pera, manzana o cualquier fruta), la que manda soy yo, y la montaña no iba a llegar a mi por arte de magia, yo tenía que salir a buscarla.

Muchas cosas han pasado en la búsqueda de mi espacio, de mi montaña, que ya les iré contando; pero por ahora les dejo un consejo: No necesita irse al fin del mundo para encontrar su montaña, sólo necesita estar con usted mismo. Con ese ser con el que a veces nos da tanto miedo estar, con ese monstruo llamado "yo". No tema, la montaña lo espera!!!


@daiyaguerrero

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