Cómo vivir los 30, sin morir en el intento.
Se
llegaron los 30. Ayer empecé a vivir ese tan estigmatizado número, en especial
para una mujer. Tengo a partir de ahora, 364 días para completar la llegada al
tercer piso y les aseguro que no moriré en el intento.
Ustedes ya saben que cuando cumplo años me pongo bastante trascendental, claramente cumplir 29 y empezar el primer día de los 30 no podía ser la excepción (si es la primera vez que lee mi blog le aclaro: cumplimos años vencidos, es decir, cuando usted cumple 1 año, usted ya vivió ese primer año, por lo que cuando celebre los 30, ya los habrá vivido y empezará a vivir los 31); y es porque ser mujer y no encajar para nada en el concepto que la sociedad tiene sobre las mujeres a los 30, no es nada fácil, aún y aplicando mi valiosa regla del importaculismo.
Ayer
al mirar en retrospectiva me reí de los errores, de los amores llorados, del
tiempo desperdiciado, de la plata mal invertida, de las oportunidades perdidas
y recordé con nostalgia, todos los momentos de alegría, los viajes de ensueño,
los amigos, las fiestas hasta el amanecer y todos esos momentos que me han
llevado a ser durante estos años, la mujer que hoy soy, que me permitieron
sacar lo mejor de mí y hasta me impulsaron a compartirlo con ustedes a través de
este blog. En conclusión vivir estos primeros 29 años, ha sido una “chimba”.
Ciertamente
creo que la clave para atravesar la famosa crisis femenina de los 30, es aceptar
que tal vez no tenga el trabajo soñado, pero estoy agradecida con al menos
tener uno. Es saber que aunque crea que haya encontrado el amor, pueda que él
no sea, y que no pasa nada, no moriré. Es reconocer que pueda que me case, como
pueda que no; que pueda que tenga hijos, como pueda que no, y que tampoco pasa
nada, que soy libre de elegir. Es admitir que me he equivocado muchas veces,
que he actuado mal, pero que he crecido y he aprendido de eso. Es comprender que
llorar no me hace débil, sino que por el contrario me hace más fuerte de espíritu,
las lágrimas liberan el alma, nada peor que los sentimientos atorados. Es agradecer cada uno de los pasos dados, cada
una de las caídas, de las cicatrices, de las batallas libradas, de las recompensas,
de los premios, de los aciertos y de los desaciertos. Es estar orgullosa de
quien soy, con mis virtudes y defectos. Es poder simplemente decir que sé quién
soy.
No
importa en que se base su concepto de felicidad, cada uno de nosotros tenemos
prioridades distintas, tal vez para algunos se trate de la familia, para otros
de casa, carro y bienes, para otros de dinero, para otros de experiencias,
etc., lo que importa es que cuando usted mire hacia atrás, tenga los años que
tenga, le encuentre el sentido a todo lo que ha hecho y vivido, sepa y entienda
el para qué ha hecho y el para qué le han pasado todas las situaciones, que no
tenga asuntos pendientes con el pasado o peor aún con usted mismo, que pueda
sentirse libre y liviano en el camino.
El
recorrido sigue, pero a diferencia de cada uno de los trayectos que he andado hasta
el momento, en éste piso 3, ésta Princesa Guerrera está lista para pasar con la
cabeza en alto y sin perder la corona.
Pd:
gracias a todas las personas que han sido mis compañeros de camino y a todos
los que en este cumpleaños con su compañía, mensajes, llamadas, regalos, invitaciones,
etc., hicieron muy feliz mi día. Todo mi amor para ustedes.
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