Bienvenido el dolor



El dolor es necesario, es curativo, es purificador.


Nadie quiere sentir dolor; todo dolor es incómodo, lastima y saca lágrimas; pero también forma, corrige y además libera.

Por ejemplo, si la muela no duele, nadie sabe que hay un problema; entonces mejor que duela a tiempo antes de que después empeore y pueda terminar en una cirugía de conducto. Pues lo mismo pasa con cualquier otro dolor, en especial con los dolores del corazón. 

Los dolores del alma y del corazón (que tal vez son los más difíciles), son los únicos que no tienen doctor, sólo hay algo que los puede curar y se llama tiempo, y ese nunca ha sido nuestro aliado, entonces duelen y duelen hasta que se cura la herida; y como nadie sabe cuánto tiempo será ese tiempo, aparece la mejor amiga llamada ansiedad a recordarnos que nada depende de nosotros, que tenemos que aprender a esperar y a confiar.

Pero, bienvenido el dolor.

El dolor es un sentimiento que hay que vivir, y como cualquier otro, hay que además disfrutarlo. Si algo duele es porqué estamos aprendiendo, es porque la vida a través de ese dolor nos está sanando, nos está dando una señal de alerta de que eso que nos causa el dolor no sirve, hay que solucionarlo o hay que acabarlo de raíz. El dolor nos ayuda a enderezar el camino. Todos los dolores son lecciones, está en nuestras manos entenderlo así.

El dolor es inevitable pero el sufrimiento si es opcional. 

El dolor se debe ver desde la perspectiva de la oportunidad. Cada situación tiene dos caras, ambas son buenas, dependiendo de la lupa con que se analice. Si no aceptamos el dolor y dejamos que la mente juegue con nosotros y nos enfocamos en la culpa, el remordimiento, la frustración, la desolación, la soledad, etc.; el dolor no habrá cumplido su misión y más temprano que tarde volverá a aparecer. Pero si lo vemos desde la oportunidad de formar, sanar, limpiar y volver a empezar, la vida nos sorprenderá gratamente. Finalmente todo después de un tiempo deja de doler o deja de importar. 

Lo difícil está en la capacidad de aliviar el dolor, de soltar la carga que éste trae consigo, y para eso sólo podemos aprender a confiar en el futuro, cuando miramos atrás (ya lo he dicho antes), siempre todas las piezas que causaron dolor en el pasado, encajan en el presente. Así que hay que tenerle fe al futuro, al tiempo y simplemente abrazar el presente y aceptarlo como un regalo que la vida nos da para sacar lo mejor de nosotros.

Nadie dijo que este viaje llamado vida iba a ser fácil, pero nada pasa por casualidad, todo es una causalidad, así que entre más rápido lo aceptamos y aprendemos, más rápido nos liberamos del dolor y de la ansiedad. No tengan miedo al dolor. Todo es como debe ser. Así es perfecto. 

Bienvenido el dolor, bienvenido el caos, bienvenida la tormenta. Ésta guerrera siempre estará lista para la batalla.
















Comentarios

Entradas populares